Feliz Año Nuevo ¡llegó el 2006 y seguimos blogueando nomás!

Terminó el primer lustro del segundo milenio de la humanidad. Y así empezamos la segunda mitad de la primera década. Muchos números y obsesión por ellos, tal vez, que Borges describió alguna vez como un apego exagerado al sistema métrico decimal.

Y así es. Solo unos números convencionales que cambian todo el tiempo. Sin que lleguemos a comprender demasiado qué es el tiempo. Lo importante, dicen los sabios, es el proceso, el viaje, el vivir en el momento.

Pero tenemos nuestros ritos y el Año Nuevo es uno de ellos. ¿A quien no fascina la posibilidad de un nuevo comienzo, una página en blanco, resolver cuestiones atávicas? Es un cambio interno lo que realmente deseamos y ojalá todos lo pudieramos lograr.

Mi año comienza con la escritura.

Rescato para empezar este año una cita que leí en el blog de Doc Searls de Rich Karlgaard en "My Life as a Blogger". La traducción es mía:

"No es verdad que se exageren las bondades del acto de bloguear. Se puede perdonar al que piensa así, ya que no pasa un día sin una nota en los medios sobre los blogs. Pero los blogs no son una moda. Son baratos y fáciles de hacer. Y los blogs satisfacen una de las necesidades más profundas definidas por Abraham Maslow: la auto-realización. La gente escribe sus blogs porque quiere conocerse a sí misma y quieren que otros los conozcan y porque quieren que sus vidas importen. Cuando un medio de comunicación responde tanto a la Ley de Moore en la curva costo-capacidad y además toca una necesidad profunda, no es una moda."